Human Rights Watch | 30 de octubre de 2018
Las autoridades chinas exigen a los monjes y monjas tibetanos claves, que actúen como propagandistas del gobierno y del Partido Comunista, dijo hoy Human Rights Watch. Con las nuevas políticas para “chinizar”* la religión, el gobierno ha estado obligando a los monásticos seleccionados en la Región Autónoma del Tíbet (TAR, por sus siglas en inglés) a someterse a una capacitación política diseñada para crear un nuevo cuerpo de maestros budistas competentes en ideología estatal.
Bajo la política de “Cuatro Estándares” introducida en la TAR en 2018, los monjes y monjas deben demostrar, además de la competencia en estudios budistas, “confiabilidad política”, “integridad moral capaz de impresionar al público” y voluntad de “desempeñar un papel activo en momentos críticos”. La implicación es que deben estar de acuerdo en prevenir o detener cualquier intento de protestar contra la política estatal.
“Las autoridades chinas siempre han puesto fuertes restricciones a la libertad religiosa, especialmente en las regiones tibetanas y de otras minorías”, dijo Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch, en China. “Obligar a los monjes y monjas tibetanos a ser propagandistas del Partido Comunista lleva la intrusión gubernamental en la religión a niveles abominables”.
La política de los “Cuatro Estándares” siguió a las revisiones de setiembre de 2017 del Reglamento de Asuntos Religiosos de 2005 y se basa en ideas discutidas en la Conferencia a nivel nacional sobre el trabajo de la religión en abril de 2016. Un grupo selecto de monjes y monjas tibetanos asistió a una capacitación del 31 de mayo al 2 de junio, “para fortalecer sus creencias políticas”, dijeron los medios estatales, y para prepararlos para llevar a cabo la campaña en sus propios monasterios y comunidades. El número de participantes no se reveló, pero un curso de capacitación política para monjes y monjas tibetanas en setiembre de 2016, que parece haber sido un programa piloto, involucró a 250 participantes. Los monjes con conocimientos religiosos sobresalientes fueron seleccionados para la capacitación, y es poco probable que puedan negarse a participar. Aquellos que cumplen con los “Cuatro Estándares” son recompensados con beneficios y estatus, pero se les exige que trabajen activamente como educadores políticos.
Un informe reciente del Global Times describe a los aprendices con un término generalmente utilizado para los funcionarios locales responsables de transmitir las políticas y propaganda del Partido y del gobierno a nivel de base (Ch: Xuanjiangyuan / Tib: sGrog ’grel pa). Esto indica que el gobierno ha ampliado el término para cubrir a los monjes y monjas seleccionados sobre la base de la fiabilidad política. Reclutar monásticos para promover el partido y el gobierno es más efectivo, según Xiong Kunxin, el experto que Global Times citó, porque “tienen una mejor comprensión de los pensamientos y hábitos de su propio grupo”.
En 2012, el gobierno estableció un Instituto de Estudios Superiores de Budismo Tibetano para capacitar a monjes y monjas selectos de toda la Región Autónoma del Tíbet, y otras provincias con poblaciones tibetanas han establecido institutos similares. Estos están diseñados para producir una nueva generación de “profesionales religiosos patriotas”, maestros calificados tanto en estudios religiosos como en compromiso con la ideología y la misión del Partido. La formulación sugiere que los intentos anteriores de adoctrinamiento político en monasterios, dirigidos por los cuadros del Partido, han sido insuficientes, y que la falta de figuras religiosas tibetanas creíbles que promueven al Partido en la región ha sido identificada como un problema a largo plazo.
Intentos anteriores
El Partido Comunista ha pasado años tratando de “corregir” el pensamiento de los monjes y monjas tibetanos, utilizando a miembros del Partido y funcionarios para llevar a cabo la reeducación política. En mayo de 1996, se enviaron equipos de trabajo a cada monasterio para llevar a cabo repetidas rondas de “educación patriótica”. Estas sesiones de capacitación, que continuaron durante 15 años, requerían de todos los monjes y monjas denunciar al líder tibetano exiliado, el Dalai Lama, bajo pena de expulsión de sus comunidades religiosas.
En octubre de 2011, los líderes del Partido de la TAR lanzaron una nueva estrategia: movieron equipos de 7.000 cuadros profesionales del Partido para que vivieran permanentemente en cada monasterio de la región, para hacerse cargo de la administración directa de los monasterios y reeducar a los monjes.
En 2012, el entonces secretario de Partido de la TAR, Chen Quanguo, inició un programa secreto de detención arbitraria de tibetanos que habían asistido a las enseñanzas del exiliado Dalai Lama en India, manteniéndolos en centros de detención no revelados de tres a seis meses, durante los cuales se les dio educación política.
Chinización
La actual estrategia de propaganda del gobierno chino es parte de la política nacional de “chinización de la religión” aprobada durante el primer mandato del Presidente Xi Jinping, que implica una mayor intervención de los funcionarios del Partido y del Gobierno en la “administración” de las instituciones religiosas. La política permite a las autoridades reformular el contenido de la propia doctrina religiosa basada en la compatibilidad con los “valores centrales socialistas”.
Un alto funcionario del Frente Unido, Zhu Weiqun, describió esto como “el tercer nivel de adaptación de la religión al socialismo”, que “exige a los círculos religiosos que continúen excavando y transmitiendo contenido dentro de sus doctrinas y cánones, que es de beneficio para el desarrollo nacional, la estabilidad social y la promoción de la moral. Históricamente, los clásicos religiosos, las doctrinas y los cánones no pueden modificarse de cómo se transmitieron, pero se pueden hacer nuevas interpretaciones que integren los requisitos de la era y proporcionen contenido nuevo”.
Un ejemplo de esta determinación de reformular la tradición budista tibetana basada en la ideología del gobierno es la práctica creciente de excluir a los maestros capacitados fuera de China. Las autoridades chinas prohibieron un programa monástico dentro de la TAR para capacitar a monjes tibetanos para el grado de Geshe, la calificación académica más alta en budismo tibetano, en 1988, pero más recientemente establecieron un programa académico estatal administrado por la Asociación Budista China para producir monjes tibetanos con este grado.
Como resultado, las autoridades ahora están excluyendo a Geshes calificados de los monasterios en el exilio en la India de los puestos docentes en los monasterios en el Tíbet. Los medios estatales informan que las pruebas de “política, ley e historia” son una parte obligatoria del grado oficial de Geshe.
La reformulación doctrinal se está aplicando ahora a todas las religiones organizadas en China, pero el imperativo político es más fuerte en las regiones autónomas tibetana y uyghur, donde el Partido considera la identidad religiosa una amenaza para la integración nacional.
“La inyección de las autoridades del dogma político en el currículo religioso y los nuevos requisitos que los monásticos se adoctrinan mutuamente reflejan la hostilidad de Beijing hacia la libertad de creencia religiosa”, dijo Richardson.
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N.del T.: los términos “chinizar” y “chinización” que intentan traducir los respectivos en inglés “sinicizing” y “sinicization” no han sido recogidos por la RAE, pero pueden encontrarse en numerosos artículos referidos al tema, es decir el dar un toque, enfoque o influencia china a distintas manifestaciones, actividades, etc.-