dalailama.com | 19 de mayo de 2017
Hoy, tres diferentes grupos de estudiantes se reunieron con Su Santidad el Dalai Lama en su residencia. Diez de la Universidad de Minnesota están tomando un curso corto de medicina tibetana en el Men-tsee-khang. Veinte de la Universidad de Guelph, Canadá, están sirviendo como voluntarios dentro de la comunidad tibetana de Dharamsala. A ellos se unieron veinticinco estudiantes y funcionarios de Tong Le, una organización benéfica cuya visión es apoyar a comunidades indias desplazadas del valle del Kangra, al norte de India.
Su Santidad los saludó diciéndoles que ellos pertenecen al siglo 21 y que tienen el futuro por delante.
“Mi generación parece haber creado muchos problemas en este planeta que vuestra generación tendrá que trabajar para resolver. Tienen que trabajar para crear un mundo más pacífico. Pero como la naturaleza humana es compasiva, hay esperanza.”
Su Santidad presentó a los estudiantes de Tong Len como niños que originalmente eran de barrios marginales sin perspectivas. Explicó que Tong Len ha ayudado a unos 300 niños en los últimos 14 años, algunos de los cuales están ahora cursando estudios superiores.”
Una funcionaria de Tong Len describió el programa como de desarrollo holístico y educación en ética secular. Ella mencionó un proyecto en el cual los estudiantes interactúan con otros jóvenes de otras escuelas en el tema de ética secular. Un segundo proyecto está enfocado en compartir estas ideas con un público más amplio.
Varios estudiantes fueron invitados a hablar sobre sus experiencias en la capacitación en ética secular. Una explicó cuán ansiosa estaba y el desafío que tuvo cuando llegó a la Universidad Christ de Bangalore. Ella se sintió abrumada de estar rodeada por estudiantes que manejaban un inglés rico y fluido, pero recobró su confianza al pensar en lo que había aprendido sobre competencia en auto aceptación y coraje. Otra habló sobre su aspiración de capacitarse como médica y el valor del discernimiento, el que ayuda a tomar buenas decisiones. Un joven mencionó su trabajo con interés empático, “nosotros somos pobres y hemos conocido el sufrimiento. No queremos que otros sufran lo que sufrimos nosotros. Queremos crear una sociedad pacífica y comprensiva.” Otro joven mencionó que estaba siguiendo un curso en Kangra, dijo que él solía ser un mendigo y que ha encontrado su trabajo de “apreciar la bondad” muy útil para calmar sus sentimientos de ira.
“Maravilloso,” respondió Su Santidad, “ustedes están llevando a la acción mi visión. Ustedes están mostrando cómo nosotros podemos compartir la idea de la ética con los demás, sin tener que creer en esta o aquella tradición religiosa, sólo basándose en la experiencia común y en los valores humanos. Todos aprecian la bondad, pero desafortunadamente nuestro sistema moderno de educación, con sus metas materialistas, no tiene mucho espacio para los valores fundamentales. Necesitamos hacer a la gente más consciente de tales valores fundamentales sobre la base de hallazgos científicos, sentido común y experiencia común.”
Su Santidad siguió explicando sus propios compromisos, primero como ser humano comprometido en la promoción de la unidad de la humanidad. Segundo, dado el hecho de que India es un país donde todas las tradiciones religiosas viven amigablemente, eso muestra que la armonía entre las tradiciones religiosas es posible y él está comprometido a promoverla. Tercero, como tibetano, a pesar de su retiro de los asuntos políticos, él está dedicado a preservar la ecología del Tíbet. Señaló que ya que los grandes ríos como el Brahmaputra y el Indo nacen en el Tíbet, India es uno entre los muchos países de Asia con derecho a estar preocupado por estas fuentes de agua.
Sobre el conocimiento y la cultura tibetana, dijo: “India es nuestro gurú. Nosotros somos los discípulos, pero ahora parece que hemos mantenido vivo el conocimiento recibido de ustedes a través de rigurosos estudios en curso, mientras ha sido largamente olvidado aquí. Hoy, me siento comprometido a impulsar un amplio renacer del antiguo conocimiento indio. Esto incluye un profundo entendimiento de los trabajos de la mente y las emociones y como abordar nuestras emociones destructivas.
“Si nosotros podemos también capacitar a la gente en ética secular, podemos ponerle fin a problemas como la corrupción, la brecha entre ricos y pobres, así como a la desigualdad social. Podemos crear una sociedad más justa y equitativa.”
Al responder preguntas de los estudiantes, Su Santidad habló sobre la necesidad de analizar si hay algún valor en las emociones como la ira. Él remarcó que nunca escucharemos a un doctor diciéndole a un paciente que necesita estar enojado; en cambio ellos aconsejan estar calmos y relajados. Dijo que si pensamos sobre eso, es claro que la ira destruye nuestra paz mental.
Sobre la satisfacción, él observó que es útil a nivel individual. Sin embargo, en una comunidad, no hay lugar para la satisfacción que lleva a la complacencia. Las comunidades necesitan el desarrollo.
Preguntado sobre cómo sobrellevar situaciones o experiencias negativas, Su Santidad se refirió al consejo de Shantideva de evaluar un problema en forma realista. Si hay una solución, entonces no hay por qué preocuparse, pero si no hay una solución para un problema, entonces no hay lugar a preocuparse por él.
A un estudiante que le preguntó sobre cómo llevar a cabo un cambio positivo en el mundo, Su Santidad respondió que con “una educación más compasiva.” En relación a China dijo que quizás hay necesidad de una Revolución Cultural. La primera fue motivada por la ira y el odio. Lo que se necesita ahora es una revolución cultural motivada por la compasión. Agregó que más honestidad y más veracidad llevaría a menos sufrimiento y más bondad y compasión llevaría a menos ira.
Agradeció a los estudiantes por su concurrencia, diciéndoles que apreciaba lo que ellos estaban haciendo y que lo encontraba muy alentador.-