Nuevas evidencias sugieren que la antigua ruta comercial se aventuraba a través de las alturas del Tíbet
Scientific American | 1º de abril de 2016 | Por Jane Qiu
Famosa por facilitar un increíble intercambio de cultura y mercancías entre el Este y el Oeste, se pensaba que la Antigua Ruta de la Seda había serpenteado a lo largo de grandes distancias en las laderas de las montañas y las tierras bajas del desierto de Gobi. Pero ahora la evidencia arqueológica escondida en una tumba noble, revela que también se aventuró en las altas tierras del Tíbet, una rama antes desconocida de la ruta comercial.
Descubierta en 2005 por monjes, la tumba de 1800 años se ubica a 4300 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Ngari, en el Tíbet. Cuando comenzaron las excavaciones en 2012, el equipo de investigación que examinó el sitio, quedó sorprendido al encontrar en su interior, un gran número de bienes, por excelencia chinos. El hallazgo sugirió la idea de que los comerciantes estaban viajando de China al Tíbet, a lo largo de una ramificación de la Ruta de la Seda, que había estado perdida en la historia.
“Los hallazgos eran asombrosos,” dice Houyuan Lu, un arqueólogo especializado en botánica del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias, de Beijing. Entre otros artefactos, los arqueólogos desenterraron exquisitas piezas de seda con los caracteres bordados en chino Wang hou (rey o princesa), una máscara de oro puro, y vasijas de cerámica y bronce.
Ellos también quedaron atónitos por lo que parecían brotes de té. La más temprana documentación sobre el té en el Tíbet data del siglo 7 DC, pero estos brotes serían 400 0 500 años más antiguos. Para confirmar la identificación, Lu y sus colegas analizaron los componentes químicos de las muestras y detectaron enormes cantidades de cafeína y teanina, un tipo de aminoácido abundante en el té. Además, los residuos químicos de los restos de té eran similares a los encontrados en la tumba del emperador chino de la dinastía Han de 2100 años antes, y los indicios de ambos podían ser rastreados hasta las variedades de té crecidas en Yunnan, en el sur de China. “Esto sugiere firmemente que el té (encontrado en la tumba tibetana) vino de China,” dice Lu. Los hallazgos fueron publicados recientemente en Scientific Reports.
Tales contactos entre Tíbet y China “que señalan un componente de gran altitud de la Ruta de la Seda en el Tíbet han sido largamente descuidados,” dice Martin Jones, arqueólogo también especializado en botánica de la Universidad de Cambridge. La prueba contribuye a la nueva imagen de que la Ruta de la Seda, con el Imperio Otomano llegando a su fin en el siglo 15, fue una vasta red tridimensional que no sólo atravesó enormes distancias sino que también escaló altas montañas.
Otros estudios también han documentado señales de comercio a lo largo de los caminos de montañas de Asia, desde cerca de 3000 años AC, rutas ahora conocidas como los Corredores Internos de las Montañas de Asia. “Esto sugiere que las montañas no son barreras,” dice Rowan Flad, arqueólogo de la Universidad de Harvard. “Ellas pueden ser conductos eficaces para el intercambio de culturas, ideas y tecnologías.”