The New York Times | Por Edward Wong | 28 de noviembre de 2015
YUSHU, China – Cuando los funcionarios forzaron a una escuela informal dirigida por monjes, cerca de aquí, a detener las clases de idioma para laicos, Tashi Wangchuk buscó un lugar en el que sus dos sobrinas adolescentes pudieran continuar estudiando tibetano.
Para su sorpresa, no pudo encontrar ninguno, aun cuando cerca de la mayoría de los que viven en este pueblo de la meseta tibetana son tibetanos. Los funcionarios ya habían ordenado a otros monasterios y a una escuela privada no enseñar el idioma a los laicos. Y las escuelas públicas habían dejado la educación bilingüe en chino y tibetano, enseñando solo tibetano en una sola clase, como idioma extranjero, si es que lo enseñaban.
“Esto directamente lesiona la cultura de los tibetanos,” dijo Tashi, de 30 años, un comerciante que está intentando entablar un pleito para forzar a las autoridades a proporcionar más educación en tibetano. “La cultura de nuestro pueblo está desvaneciéndose y siendo aniquilada.”
China ha reducido bruscamente y restringido, la enseñanza de lenguas habladas por las minorías étnicas en sus vastas regiones occidentales en los últimos años, promoviendo la instrucción del chino en su lugar, como parte de una amplia campaña para propiciar la asimilación de los tibetanos, uigures y otras minorías étnicas por parte de la cultura étnica Han.
El Ministerio de Educación dice que es una meta “asegurar que los estudiantes de las minorías dominen y usen el idioma común básico.” Y algunos padres han dado la bienvenida al nuevo énfasis en la enseñanza del chino, porque ellos creen que será mejor preparar a sus hijos para competir por trabajos en la economía china y por lugares en las universidades chinas.
Pero las nuevas medidas también han provocado ansiedad y alimentado el resentimiento, con residentes como Tashi que argumentan que ellas amenazan la supervivencia de las identidades y tradiciones étnicas que ya están bajo presión por la migración, el cambio económico y las políticas represivas de un gobierno temeroso del separatismo étnico.
El abandono de la enseñanza del tibetano ha sido especialmente polémico. Es más notorio fuera del Tíbet central, en lugares como Yushu, cerca de 420 millas al noreste de Lhasa, en la provincia de Qinghai.
Muchas escuelas de estas áreas –hogar de cerca del 60% de la población tibetana de China- habían enseñado principalmente en tibetano durante décadas, especialmente en el campo. El chino era enseñado también, pero algunas veces no hasta los últimos grados.
“Este es el porqué toda la innovación en la literatura, cine, poesía tibetanos, agregado a una gran cantidad de escritura académica, desde los 80 ha venido desde Qinghai,” dijo Robbie J. Barnett, un historiador sobre el Tíbet de la Universidad de Columbia.
Pero en 2012, los funcionarios de Qinghai y la provincia vecina de Gansu introdujeron un sistema de enseñanza que casi eliminó el tibetano como una lengua de instrucción en escuelas primarias y secundarias. Ellos habían dado marcha atrás con un plan similar en 2010 por las protestas de los estudiantes y maestros en Qinghai y Gansu, e incluso en Beijing.
Se les ordenó a las escuelas utilizar el chino como principal lenguaje de instrucción, lo que llevó a los despidos de los maestros tibetanos con débiles habilidades en idioma chino. Y los nuevos libros de texto en idioma chino que fueron adoptados, tuvieron la crítica de su falta de material detallado sobre historia y cultura tibetanas.
En marzo de 2012, una estudiante de Gansu, Tsering Kyi, se prendió fuego y murió después que su escuela secundaria cambió su lengua principal al chino, dijeron sus familiares. Ella es una de los más de 140 tibetanos que desde 2009 se han autoinmolado en protesta política.
Tres años más tarde, estudiantes frustrados todavía siguen tomando las calles. En marzo, los estudiantes de secundaria marcharon en la prefectura de Huangnan en Qinghai. El gobierno local acusó al Dalai Lama, el líder espiritual tibetano y a “fuerzas occidentales hostiles” de engañar a los estudiantes para “desafiar la ley, perturbar la sociedad, sabotear la armonía y subvertir al gobierno.”
Este mes, una petición que circuló en WeChat, la aplicación de mensajes china, pidió a los funcionarios abrir una escuela primaria en idioma tibetano en la capital provincial de Qinghai, Xining, la que no ha tenido tales escuelas bajo el gobierno comunista.
“Dejar que 30 mil niños tibetanos aprendan su lengua materna y lleven su propia tradición cultural es un tema muy importante,” dice la petición, que llevaba más de 61 mil firmas hasta que los censores la bloquearon.
Pero las actitudes tibetanas están complicadas por la realidad práctica de vivir en un país donde el idioma chino es dominante, y donde los padres y los niños a veces prefieren el inglés como segundo idioma en la educación, no un idioma de las minorías. Algunos padres tibetanos se preocupan porque su lengua nativa está muriendo pero sin embargo les dicen a sus hijos que prioricen los estudios en chino, en parte porque el examen nacional de entrada a la universidad es hecho solo en chino.
“Los padres piensan que el chino es más importante para el futuro de sus hijos,” dijo Phuntsok, un monje del monasterio de Yushu, a quien los funcionarios le dijeron que terminara sus clases de tibetano este año.
El gobierno dice que apoya la educación bilingüe. En la práctica, sin embargo, la educación bilingüe significa en general, el uso del chino como el principal lenguaje de instrucción, mientras que la lengua de la minoría es enseñada como una materia aparte.
Tsering Woeser, una escritora tibetana de Beijing, dijo que cuando ella vivió el último año en Lhasa, estuvo en un jardín de infantes que promovía la educación bilingüe. Ella se enteró que los niños leían en voz alta y cantaban canciones cada día, solo en chino.
“Muchos tibetanos se dan cuenta de este problema, y ellos saben que necesitan proteger su idioma,” dijo Woeser, quien estudió tibetano por sí misma después de años de educación en chino. Ella y otros estiman que la tasa de alfabetización en tibetano, entre los tibetanos de China ha caído bien abajo del 20%, y continúa declinando.
Lo único que podrá salvar de la extinción al tibetano y a otros idiomas de las minorías es permitir a las regiones étnicas de China más autogobierno, lo que crearía un ambiente para los idiomas a ser usados por el gobierno, negocios y escuelas. “Esto es todo consecuencia de que las minorías no gozan de autonomía genuina,” dijo Woeser.
La Constitución china promete autonomía a las regiones étnicas y dice que los gobiernos locales tendrían que usar los idiomas de uso común. En 1987, la Región Autónoma Tibetana, que comprende el Tíbet central, publicó regulaciones más explícitas pidiendo que el tibetano fuera el principal idioma en las escuelas, oficinas de gobierno y comercios.
Pero esas regulaciones fueron eliminadas en 2002. Estos días, en todas las regiones tibetanas, los asuntos oficiales son llevados a cabo mayormente en chino, y es común ver afiches promoviendo el uso del chino.
Tales esfuerzos son en parte una respuesta al levantamiento tibetano de 2008, cuando estallaron conflictos contra el gobierno en Lhasa y se extendieron por toda la meseta.
“El gobierno piensa que la gente que va a las escuelas étnicas tiene una identidad nacionalista tibetana más fuerte,” dijo Woeser. “El gobierno piensa que al cambiar la instrucción al chino, la gente cambiará sus opiniones.”
Los monasterios han servido durante mucho tiempo como instituciones educativas en la sociedad tibetana, con monjes y monjas en la elite de los pocos que podían leer y escribir, antes de que el Tíbet cayera bajo el dominio comunista en 1951. Hasta hace poco, muchos monasterios daban clases de idioma para la gente común, y a menudo los monjes daban lecciones mientras viajaban.”
Pero durante los dos pasados años, los funcionarios en muchas partes de la meseta han ordenado a los monasterios terminar con las clases, aunque el tibetano todavía puede ser enseñado a los monjes jóvenes.
Tashi dijo que él primero había aprendido a leer y escribir en tibetano en la escuela primaria y por parte de sus hermanos mayores, quienes habían estudiado con un monje. Continuó estudiando mientras él mismo era un monje, durante tres años, y en 2012, tomó clases privadas en Yushu por unos meses.
Él pensó que podría llevar a sus sobrinas a esas clases, pero encontró que el lugar había cerrado. “Mis sobrinas quieren ser fluidas en tibetano pero no saben adónde ir,” dijo. “Nuestras palabras se perderán para ellas.”