Phayul | Por Tenzin Dharpo | 9 de noviembre de 2015
Dharamsala: El Centro Tibetano de Derechos Humanos y Democracia (TCHRD, por sus siglas en inglés) reveló hoy contenidos de documentos filtrados del gobierno chino que exponen elementos detallados de la campaña represiva autorizada por dicho gobierno y su intento de implementar la represión esencialmente a nivel individual, durante los pasados años en el condado de Diru de la prefectura de Nagchu, en la Región Autónoma Tibetana.
El documento obtenido, conocido en la circulación interna simplemente como “documento Nº 224”, fue publicado por el gobierno del condado de Diru, el 19 de setiembre, y llama a la intensificación y profundización de la campaña para purgar y reformar las instituciones religiosas.
La directora del TCHRD, Tsering Tsomo dijo, “la implementación de estas campañas anti-religiosas está convirtiendo sistemáticamente las instituciones monásticas tibetanas en oficinas del gobierno chino y a la población monástica en miembros del partido comunista chino”.
“Sin embargo las políticas dirigidas a restringir a los tibetanos han tenido poco o nada de éxito. En julio de 2013, la prensa oficial china informó de la implementación de la campaña del partido ‘acatar la línea de masas y construir armonía’ por tercera vez en el condado de Diru. Los oficiales y artífices de tales políticas fueron retirados por su falta de eficacia, reflejada claramente por las protestas y las autoinmolaciones,” ella agregó.
La proclama filtrada ha identificado 24 actividades y ha emitido directivas estrictas sobre los límites de la regulación oficial sobre el número de la población monástica en las instituciones religiosas así como las restricciones sobre programas, enseñanzas religiosas, viajes a otras áreas para estudios, dar clases religiosas, asistir a encuentros religiosos, admisión e inscripción de nuevos concurrentes, e incluso monitoreo de ellos durante sus vacaciones, entre otras cosas.
El documento ha buscado consistentemente cubrir incluso los más pequeños aspectos como vigilar a los ermitaños que están esencialmente fuera de la red y tienen poco o ningún contacto con el mundo exterior, y las restricciones sobre la talla de rocas y piedras mani (piedras talladas con mantras o imágenes budistas).
“El contenido completo y especialmente el uso de vocablos específicos tales como ‘purga’ tienen una fuerte connotación genocida y es definitivamente causa de preocupación. Es esencialmente una revolución cultural 2.0,” dijo el investigador del TCHRD, Tenzin Nyinjey.
El énfasis en la reencarnación ha sido mencionado así como la selección y designación de personal religioso en instituciones religiosas. La directiva también ha hecho una lista de castigos como negar los beneficios sociales, negar la cosecha del Yartsa Gunbu (hongo del gusano), sesiones involuntarias de educación legal y expulsión de los monasterios e incluso, prisión para las personas. Las autoridades competentes que fracasen en implementar las políticas, también pueden ser objeto de negación de fondos de compensación, suspensión, relegamiento e incluso destitución de sus funciones.
El grupo de derechos humanos dijo: “En los últimos años, el TCHRD ha monitoreado de cerca la situación en Diru y publicado la información reunida. Los informes pasados contienen evidencias de una escalada de violencia y campañas de represión religiosa. Estamos profundamente preocupados de que las groseras violaciones a los derechos humanos que incluyen crímenes contra la humanidad, están siendo perpetradas con el activo apoyo de las autoridades chinas locales de Diru.”