The Pioneer | Por Claude Arpi | 5 de noviembre de 2015
Los hechos han demostrado cuán equivocado estaba Jawaharlal Nehru al manejar la política China-India, no solo por ignorar el consejo de un competente funcionario del servicio exterior de India (IFS, por sus siglas en inglés) sino también por dejar a un lado las advertencias de Sardar Patel.
Cuando China marchó hacia el este del Tíbet el 7 de octubre de 1950, el ejército tibetano ofreció solo una mínima resistencia. Durante la semana siguiente, el gobierno indio comenzó a reaccionar con cautela a la invasión de su vecino; Delhi quería estar segura de no “molestar” a la China comunista.
Es en estas circunstancias que un joven funcionario del IFS que hablaba chino, Sumul Sinha, tomó el puesto de jefe de la misión india en Lhasa. Sinha se dirigía hacia tiempos difíciles: la política india hacia el Tíbet estaba en proceso de cambio radical bajo el impulso de KM Panikkar, el embajador de India en China, promovido súbitamente para ser el consejero jefe de Jawaharlal Nehru en los asuntos del Tíbet. Para hacer peores las cosas, Sardar Vallabhbhai Patel, el vice Primer Ministro, falleció en diciembre.
El 17 de noviembre, a la edad de 15 años, el Dalai Lama tuvo que asumir el poder temporal sobre la Tierra de las Nieves; el mismo día, Delhi envió un cable al oficial político de Sikkim: “Si hay peligro para la misión, todos los papeles top secret y otros papeles secretos deben ser destruidos mediante el fuego.” Un viento de pánico había comenzado a soplar sobre la capital india.
Fue en esas circunstancias que la relación entre el nuevo representante indio en Lhasa y el Primer Ministro comenzaron a echarse a perder. El 23 de noviembre, Nehru, quien también ocupaba la cartera de Relaciones Exteriores, cableó a Sinha: “El gobierno de India ha notado que ciertas comunicaciones de Lhasa a Sikkim relativas al Tíbet son dogmáticas, polémicas y admonitorias… Una vez que ha sido tomada una decisión por parte del gobierno (abandonar al Tíbet a su suerte), debe ser aceptada gallardamente y seguida fielmente; cualquier insinuación de que el gobierno ha estado actuando errónea o inapropiadamente es inaceptable.”
Los informes de Sinha no encajaban con la visión global del mundo de Nehru, la “visión más amplia” como él solía llamarla. Sinha había expresado demasiada empatía por el pueblo tibetano, en un tiempo cuando su nación estaba siendo eliminada.
El cable de Delhi continúa en el mismo tono: “Mientras los funcionarios locales pueden ser expertos en su campo, ellos NO PUEDEN ser plenamente conscientes de las amplias consideraciones involucradas y de las repercusiones de un particular curso de acción.” Esta invectiva retornó una y otra vez en el trato de Nehru con funcionarios honestos y competentes (tanto en el servicio civil como en el ejército); particularmente aquellos que trataron de advertirle sobre las consecuencias de su política de “amistad a cualquier costo” con China.
La famosa “visión más amplia” fue luego explicada: “La política de India está basada principalmente en evitar la guerra y mantener la paz, ya que nosotros consideramos la guerra mundial como la más terrible de las calamidades para la humanidad.” En el altar de este nuevo dogma “político”, el Tíbet fue sacrificado, como lo fueron los intereses nacionales de India en este asunto.
La reacción de Nehru contra Sinha tiene que ser vista con el antecedente de la profética carta de Sardar Patel a Nehru escrita a principios de noviembre: “El gobierno chino ha tratado de engañarnos con profesiones de intenciones pacíficas… en un período crítico ellos manejan inculcar en nuestro embajador, una falsa sensación de confianza en su llamado deseo de arreglar el problema tibetano por medios pacíficos. No puede haber duda de que durante el período cubierto por esta correspondencia, los chinos deben haberse concentrado en el asalto sobre el Tíbet. La acción final de los chinos… es casi de perfidia.”
Nehru no pudo amonestar a Patel en la manera que lo hizo con Sinha, por lo que eligió ignorar la carta mientras cambiaba la política de India hacia el Tíbet.
Nehru le dio a Sinha la cruz de su nuevo credo: “El surgimiento del gobierno fuertemente centralizado de China con una necesidad revolucionaria, ha sido el hecho más significativo de la presente generación. Esto afecta a India más particularmente y el futuro de Asia depende de la relación de India con China.”
Doce años más tarde, la misma China humilló a India en las laderas de Thagla, pero, mientras tanto, Sinha, el joven funcionario de la IFS fue culpado por no ser capaz de captar la nueva política de India. El cable continua elogiando la revolución de China: “Por esta razón tratamos de cultivar relaciones amistosas con China y creemos que esto se convirtió en un factor estabilizante cuando comenzó la guerra de Corea.” La guerra de Corea y el rol que “India” (léase Nehru) estaba ansiosa por interpretar como pacificadora, sería el pretexto para abandonar al Tíbet y traicionarlo.
Las fronteras de India
Dos años más tarde, poco antes del final de su ejercicio en Lhasa, Sinha molestó otra vez al Primer Ministro. Sinha tuvo la mala idea de pedir un préstamo para ayudar a las fuerzas que peleaban por la independencia tibetana. Nehru estaba furioso. En un cable enviado a la misión en Lhasa, el Primer Ministro regañó a Sinha; sería “impropio e insensato para nuestro representante verse envuelto en los asuntos o intrigas domésticas del Tíbet.”
Sumul Sinha dejó Lhasa en setiembre de 1952 y fue reemplazado por su colega del servicio exterior, AK Sen, pero sus problemas con el pacifista Primer Ministro estaban lejos de haber terminado. El 5 de marzo de 1953, Nehru dictó una nota de respuesta a un memo preparado por Sinha, entonces funcionario de Servicios Especiales del Ministerio de Asuntos Exteriores. El título de la nota de Sinha era, “Los planes de China sobre la frontera noreste con India.”
El Primer Ministro estaba enojado con Sinha por haberse atrevido a hablar sobre los planes chinos: “Encuentro el enfoque del Sr. Sinha muy coloreado por ciertas ideas y conceptos que le impiden tomar una visión objetiva de la situación. La nota comienza con una referencia a la ambición de conquista de los chinos y está totalmente basada en ello.”
Solo seis años más tarde, cuando los chinos atacaron el puesto de Longju en la División de Frontera de Subansiri, Nehru comenzó a apreciar el sentido de los análisis de Sinha. Para ese tiempo, ya era demasiado tarde; además, India reaccionó diseñando una “Política de Avanzada” mal concebida que desencadenó una guerra. Pero en 1953, Nehru creía que “la China comunista es nuestra amiga; nunca nos atacará.”
La nota de Sinha, aunque rechazada por su “tono”, obligó al gobierno a pensar sobre la política a ser seguida para cuidar las fronteras de India. Desafortunadamente, no se siguió ninguna acción por años. El problema de Sinha fue que no era un “darbari”, que escribía solo lo que su amo quería escuchar. Él también le advirtió a Nehru que los chinos podían infiltrar Nepal con sus simpatizantes comunistas (¡Qué cierto era!). Nehru respondió: “Hay un peligro en Nepal, pero este también es debido más a las caóticas condiciones internas que a una interferencia exterior. De hecho, la interferencia exterior que nos preocupa es la estadounidense y no la de china.”
Nehru concluyó: “Parece que el Sr.Sinha no aprecia nuestra política totalmente. Él debería ser iluminado.” Después de eso, el funcionario fue un hombre abatido.
La historia ha probado que Nehru estaba equivocado y que Sumul Sinha estaba proféticamente acertado. ¿Una justicia póstuma?