Hindustan Times | 5 de julio de 2015
Zang Gyi, nuestro sonriente guía en el supremo Palacio Potala de Lhasa, residencia principal de una sucesión de Dalai Lamas y patrimonio histórico mundial, no habla una palabra de inglés.
El impresionante palacio de 13 pisos, un repositorio de la cultura e historia tibetanas y visitado por 500 turistas diariamente, no tiene un solo guía angloparlante por decreto del gobierno como si deliberadamente esto se agregara a su misterio persistente y exótico, o quizás para controlar la comunicación entre los locales y los extranjeros.
En el interior, el olor a incienso y a las lámparas de mantequilla de yak colgando pesadamente en todos los laberínticos corredores y las empinadas escaleras de madera.
Agregado a la atmósfera el incesante canto de los mantras tibetanos por los devotos y por muchos monjes en sus hábitos granates, sentados en los oscuros rincones inclinados sobre textos sagrados.
Acompañándolos estaban los bomberos del Ejército de Liberación Popular (PLA, por sus siglas in inglés).
Ellos estaban presentes en cada recodo y esquina, vigilando a los turistas, guiándolos e impidiéndoles dirigirse a lugares fuera de los límites.
“Ellos están desplegados para impedir el fuego de las lámparas de mantequilla”, dijo un funcionario de la Región Autónoma del Tíbet (TAR, por sus siglas en inglés) de modo inexpresivo.
¿Estaban los bomberos desplegados –también- para impedir protestas suicidas de los tibetanos?
El funcionario decididamente dejó a un lado cualquier referencia a los alrededor de 140 casos de autoinmolaciones de tibetanos étnicos que se han llevado a cabo en los últimos años, contra lo que ellos dicen es la política discriminatoria del gobierno y pidiendo por el retorno del 14º Dalai Lama, que reside en Dharamsala, India.
Zang y mis otros controladores oficiales fueron eficientes en sus trabajos: ellos disfrutaban narrando historias sobre las intrigas del Palacio Potala, cuántos Dalai Lamas murieron jóvenes y misteriosamente y repitiendo como loros los folletos del gobierno, sobre cuán benigna fue Beijing en desarrollar la TAR porque los tibetanos necesitaban desarrollo.
Por donde quiera en Lhasa las señales de un desenfrenado desarrollo eran visibles. Nuevos edificios estaban levantándose por todos lados; en el cruce donde la amplia autopista del aeropuerto entra en la ciudad, se ven filas de nuevos bloques de edificios. Carteles en chino en los comercios ahogaron la escritura tibetana; en cualquier cartel, los signos chinos son más grandes y más audaces.
“Nosotros damos la bienvenida al desarrollo. No estamos a favor del aislamiento o la reclusión. El desarrollo significa intercambio entre la gente. No un área acordonada como es ahora. Cualesquiera que sean los proyectos, el consentimiento de la gente local tiene que ser tomado en cuenta, cualquier decisión no debería ir en contra de la cultura y los valores. Y lo más importante, la inclusión de los tibetanos pobres es requerida, en el presente hay segregación de negocios entre los chinos han (la mayoría de China) y los tibetanos”, dijo a HT, Tsering Wangchuk, funcionario de prensa de la Administración Central Tibetana de Dharamsala.
El gobierno chino rechaza la acusación de que el desarrollo y la construcción de proyectos en la TAR, y especialmente en Lhasa, fueron planeados sin tener a la comunidad local en mente.
“La construcción de los proyectos en Lhasa fue revisada por expertos después de rigurosos estudios de viabilidad. También chequeamos la opinión de la gente local. La protección estricta de las reliquias culturales es tomada sin destruir las características locales y culturales” dijo en ministro de Asuntos Exteriores de China en una declaración por email.
En una reciente noche de sábado por la noche, en el patio frente al reverenciado templo Jokhang de Lhasa, cientos de devotos estaban tributando su obediencia, cuando la temperatura bajó drásticamente de cálida a fría. A lo largo de la calle que conduce al Potala se alinean comercios, personal uniformado echa una mirada. Los extranjeros que hablan con los locales inmediatamente atraen su atención.
Durante un breve viaje en taxi desde el templo al hotel innovadoramente llamado Lhasa, el conductor sabía que el Dalai Lama estaba en India.
¿Se celebrarán en Lhasa y en otros lugares de la TAR los 80 años del Dalai Lama el 6 de julio? El taxista miró a lo lejos; la respuesta fue casi inaudible: “en privado”.
Informes de las organizaciones internacionales centradas en el Tíbet dicen que el cumpleaños del Dalai Lama iba a ser celebrado subrepticiamente en la región.
“Imágenes y videos del Tíbet mostraron a los tibetanos reunidos para conmemorar (el 21 de junio en el calendario tibetano y el 6 de julio en Occidente) el cumpleaños, con exhibición de esculturas de manteca, ceremonias de oración, ofrendas ante grandes imágenes del Dalai Lama, y la tradicional colocación de banderas de oración al viento. Las celebraciones tuvieron lugar a pesar de la estrecha seguridad en muchas áreas del Tíbet, con funcionarios de las áreas tibetanas que advertían contra las reuniones para conmemorar el significativo cumpleaños”, dijo en una declaración, la Campaña Internacional por el Tíbet, con sede en Washington.
“¿El Dalai Lama? Aquí el Dalai Lama no le interesa a nadie. La generación de tibetanos más jóvenes no lo conoce. Ellos están más interesados en el desarrollo y en hacer las cosas bien en la vida” dijo repetidamente un funcionario del gobierno que viajó con el grupo de periodistas indios.
“¿Qué sabe el Occidente sobre el Tíbet? Son solo separatistas que crean problemas”, dijo el funcionario.
Para el gobierno chino, el Dalai Lama es un separatista, “un lobo en piel de oveja”.
“El grupo de acción del 14º Dalai Lama a expensas de otras vidas para la intriga política está absolutamente en contra de la conciencia y la moralidad humanas. Sus malvadas acciones no solo fracasarán sino que también deben ser severamente condenadas y resistidas” dijo el funcionario a HT, agregando que él ha estado “incitando” los incidentes de las autoinmolaciones.
Pero para los tibetanos en China, dentro y fuera de la TAR, el Dalai Lama continua siendo un ejemplo de esperanza e iluminación en un mundo donde, en palabras de Tsering Wangchuk, ellas podrían extinguirse pronto o solo ser encontradas como una “pieza en un museo”.-