International Campaign for Tibet
14 de junio de 2014
Las autoridades chinas han emitido un poco común comunicado reconociendo el “traslado” de una estatua gigante de oro y cobre de Guru Rinpoche (Padmasambhava) donado por los budistas chinos al monasterio de Samye en el Tíbet, y demolido por la Policía Popular Armada china a mediados de mayo. Ha habido una tendencia hacia el estrechamiento del control sobre la religión en el Tíbet, y esta demolición es un ejemplo de la agresiva implementación de las medidas regulatorias de gran alcance, introducidas en la Región Autónoma del Tíbet (TAR, por sus siglas en inglés) en enero de 2007, y en China en 2005.
La enorme estatua de 30 pies de altura del monasterio de Samye, el monasterio más antiguo del Tíbet, fue aparentemente financiada por dos devotos chinos de Guangzhou, de la sureña provincia china de Guangdong. Hay un interés creciente en el budismo tibetano entre los chinos, con muchos de ellos siguiendo maestros budistas tibetanos y yendo de peregrinación al Tíbet. Los devotos tibetanos locales estaban temerosos de divulgar información sobre el incidente, después que las tropas de la Policía Popular Armada fueron desplegadas alrededor del complejo monástico, durante el proceso de demolición, en la prefectura de Lhoka, en la TAR.
Lodi Gyaltsen Gyari, el enviado especial de Su Santidad el Dalai Lama, dijo: “Este divisivo y sacrílego acto por parte de un Estado ateo ha causado profunda angustia entre los tibetanos de la región. Es particularmente triste que las autoridades destruyeran la estatua de un líder budista que es reverenciado tanto por tibetanos como por chinos. El budadharma tiene el potencial de unir más a los tibetanos y los chinos, y por eso la demolición de la estatua de Guru Rimpoche en Samye, no es otra cosa que un acto de separatismo”.
Las nuevas medidas regulatorias adoptadas por China a partir del 1º de marzo de 2005, prohíben la construcción de “estatuas religiosas de gran tamaño al aire libre” tanto por individuos como por organizaciones “aparte de las instituciones religiosas, monasterios, templos, mezquitas e iglesias” (artículo 24). El artículo 13 de las nuevas medidas religiosas adoptadas por la TAR desde enero, afirma que “las organizaciones e individuos que no pertenecen a organizaciones religiosas o lugares de actividad religiosa, no podrán erigir o construir estatuas religiosas de gran porte o los templos de las ruedas de oración (mani lhakhang)”.
Imágenes del sitio web de la Campaña Internacional por el Tíbet, tomadas por un fotógrafo que quiso permanecer en el anonimato, muestran a la estatua próxima a su terminación, en febrero, tres meses antes de su demolición. El informe oficial chino, emitido por el Comité de Gestión Democrática del monasterio de Samye y publicado por el Centro de Información China Tíbet, dijo que la construcción de la estatua “desobedecía la Ley de la República Popular China sobre Protección de las Reliquias Culturales y la Notificación de la Construcción Ilegal de una Estatua de Buda (en el) monasterio de Samye, luego trasladada al aire libre”.
A Guru Rinpoche (“el precioso maestro”) o Padmasambhava se le atribuye el haber establecido el budismo en el Tíbet en el siglo VIII, y sentar las bases del monasterio de Samye. El culto a Padmasambhava es de particular significado espiritual e histórico para los tibetanos, quienes creen que tal adoración puede remover obstáculos a la práctica del budismo tibetano, así como a la preservación de la cultura distintiva budista del Tíbet. El monasterio de Samye, en el condado de Dranang, es reconocido como el primer monasterio del Tíbet, el lugar donde fueron ordenados y capacitados monjes por primera vez.
Incluso si el monasterio de Samye hubiera arreglado la construcción de la estatua de Guru Rinpoche, el monasterio hubiera tenido que solicitar a las más altas autoridades comunistas, el permiso del Consejo de Estado (la Administración del Estado para Asuntos Religiosos), después que la prefectura de Lhoka y las Oficinas de Asuntos Religiosos de los gobiernos regionales de la TAR, hubiesen otorgado ambas sus permisos. El ámbito de aplicación de las nuevas medidas regulatorias, así como las declaraciones hostiles contra el Dalai Lama de los dirigentes de la Región Autónoma del Tíbet, indican un aumento del compromiso para fortalecer el control del Partido Comunista de China sobre la religión, en los últimos meses.
Un tibetano de la zona de Samye le dijo al Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia: “los tibetanos de Lhoka, particularmente los del condado de Dranang, no se atreven a desafiar a los funcionarios abiertamente, pero en lo profundo de su corazón, la gente teme y le preocupa que la demolición de la estatua del Guru Rinpoche y el traslado de sus escombros, sea similar a la época oscura de la Revolución Cultural”.
La implementación de la política religiosa del Estado ha sido particularmente dura en el Tíbet por el vínculo estrecho entre la religión y la identidad y el nacionalismo tibetano. Mientras el Dalai Lama y el budismo tibetano ganan en popularidad e influencia en el mundo entero –incluso entre muchos chinos- Beijing ha afianzado su posición sobre religión, introduciendo nuevas medidas en un intento por frenar la autoridad del Dalai Lama y controlar la práctica religiosa.-