14 de Noviembre de 2013
Nueva Delhi, India, el 13 de Noviembre de 2013 – Hoy, poco después de haber llegado a Delhi desde Dharamsala, Su Santidad el Dalai Lama acudió al Centro Nacional por las Artes Indira Gandhi (IGNCA) para inaugurar un seminario de dos días sobre la Tradición Budista Asiática de Nalanda. Fue recibido por Geshe Dorji Damdul, Director de Casa Tíbet, y acompañado por los jardines del IGNCA por Benoy K Behl, convocador del evento, y su viejo amigo Dr. Kapila Vatsyayan.
La moderadora abrió la reunión recordando la profusión de universidades durante la edad media en India Oriental, Odantapuri, Vikramashila, Somapuri y la principal de todas, Nalanda. Esos centros de aprendizaje custodiaron un conocimiento universal que conserva hoy en día toda su relevancia. Uno de los núcleos principales del seminario, nos explicó, iba a ser una película del Prof. Benoy K Behl que celebra el modo en que los Tibetanos han salvaguardado la cultura de Nalanda.
El presidente del IGNCA Chinmaya Gharekhan, en su discurso de bienvenida, felicitó a Su Santidad por servir de “guía para la humanidad”, como un vivo ejemplo de la tradición de Nalanda difundida por Asia. A su vez, el Director de Casa Tíbet Geshe Dorji Damdul preguntó : “Porqué se oye tanto hablar de Nalanda? Es porque Su Santidad proclama sus cualidades y el hecho de que fuera un gran centro de conocimiento.” Señaló que además de las discusiones filosóficas que se celebraban allí, que se podrían comparar con las investigaciones contemporáneas sobre relatividad y psicología, un factor clave del éxito de Nalanda fue la importancia otorgada al uso de la lógica, una epistemología rigurosa como método de aprendizaje e investigación.
Antes de mostrar un avance de su película sobre Nalanda, el Prof. Benoy K Behl agradeció la contribución del Prof. Geshe Ngawang Samten, Vice-Rector de la Universidad Central de Estudios Tibetanos de Sarnath, quién inspiró el proyecto y lo presentó a Geshe Dorji Damdul y al IGNCA. Manifestó su orgullo al poder participar en un nuevo despertar de algo tan valioso como el pensamiento y la vida de de Nalanda.
Su Santidad empezó su alocución rindiendo homenaje al Buda, con unos versos que recitó en tibetano. Después felicitó al Centro Nacional Indira Gandhi para las Artes y Casa Tíbet por haber organizado este evento centrado sobre Nalanda. Recordó que cuando tuvo por primera vez la oportunidad de venir a India en 1956, hizo un peregrinaje a varios sitios, incluído Nalanda.
“Me resulta muy familiar el nombre Nalanda como fuente de la tradición que observamos en Tíbet. Primero aprendemos de memoria el texto raíz, después lo estudiamos palabra por palabra y más tarde lo debatimos con nuestros compañeros de clase para sondear la profundidad de su significado. Yo mismo empecé ese proceso a la edad de 6 o 7 años, de mala gana al principio. No obstante, con el tiempo me interesé mas y llegué a apreciar con gran admiración las obras de los maestros indios que forman parte de esta tradición. La célebre institución de Nalanda hoy yace en ruinas pero el saber que favoreció, basado en las enseñanzas del Buda, aportó una tremenda contribución al conocimiento budista, en particular a su tradición sánscrita. Esta es la tradición que se extendió a China y más tarde al Tíbet. Hoy en sus ruinas solo viven insectos y palomas, pero el conocimiento emanado de este lugar ha perdurado. A través de rigurosos estudios y prácticas, la tradición de Nalanda se mantuvo viva en el Tíbet.
“El Buda recomendó a sus seguidores que adoptaran una actitud escéptica, que examinaran de modo crítico lo que les decía, que no aceptaran sus palabras con buena fe únicamente. Nagarjuna, Aryadeva, Buddhapalita, Chandrakirti y Shantideva abrazaron sus consejos. Hicieron esfuerzos para investigar y comprender la realidad. Hoy en día, en occidente, la ciencia se ha desarrollado entre científicos que llevan a cabo una investigación igualmente estricta de la realidad. A pesar de advertencias según las cuales ‘la ciencia asesina la religión’, inicié conversaciones con científicos ya hace más de treinta años. Ahora muchos muestran interés, por ejemplo, por la antigua ciencia india de la mente.”
Añadió que existen antiguos textos indios que revelan un conocimiento exhaustivo de nuestras emociones. Cuando se conoce la fuente de un problema emocional, es mucho más fácil resolverlo. Esta es una de las razones por las cuales el conocimiento surgido de la tradición de Nalanda es relevante en el mundo de hoy. Su Santidad dijo que, por lo que se refiere a comprender nuestro mundo interior, India puede aportar una contribución significativa.
Nosotros, los tibetanos, nos consideramos chelas de los gurús indios, de los antiguos gurús indios. Y, a pesar de que gran parte del conocimiento al cual me refiero se encuentre en los escritos budistas, no es algo estrictamente budista, sino que reposa en una base seglar/laica. India es una sociedad multiconfesional y ha mantenido durante mucho tiempo un respeto profundo por diferentes tradiciones religiosas. Por añadidura, debemos prestar más atención a nuestros valores interiores; si nos dejamos esclavizar por el dinero, por ejemplo, no disfrutaremos de paz mental. En tanto que seres humanos, debemos preocuparnos unos por otros. Debemos reflexionar y analizar, lo que crea auto confianza y elimina el miedo. No estoy hablando de vidas futuras, sino de asegurarnos de que nuestra mente esté sana ahora. Si queremos crear un mundo mejor, hemos de hacer menos hincapié en conceptos de “ellos’ y ‘nosotros’ y tener más presente que todos forman parte de ‘nosotros’.”
“Estoy orgulloso de ser chela de esos grandes filósofos indios de la antigüedad”, volvió a decir Su Santidad. “Me considero un hijo de India porque al mismo tiempo en que mi cerebro se llenaba con el antiguo modo de pensar de India, mi cuerpo se alimentaba, durante décadas, con arroz, lentejas y chapatis indios.“Espero que las reuniones de este tipo sirvan para recordarnos el valor de lo que representa Nalanda. Algunos científicos me han preguntado si se puede aplicar el enfoque lógico de Nalanda en otros campos de estudio y no veo por qué no. Necesitamos análisis, tomar una visión amplia del tema que se está investigando, y enfocarlo desde diferentes perspectivas.”
A continuación, Su Santidad sembró y regó un pequeño árbol peepal traído de Nalanda, como memento de esta ocasión. Después visitó una exposición de fotografías de sitios budistas tomadas por el Prof. Benoy K Behl, que rodeaban un mandala de arena construido por monjes del monasterio Drepung Loseling. Cuando llegó el momento, recitó versos para consagrar el mandala.
Su Santidad continuó celebrando conversaciones animadas con Benoy Behl y Kapila Vatsyayan sobre Nalanda y el proyecto de un libro dedicado a la ciencia budista, mientras lo acompañaban a su coche. El camino estaba repleto de tibetanos, indios y extranjeros anhelando un vislumbrarlo por un instante. Antes de subirse al coche, se volvió hacia los tibetanos reunidos y les habló con efusión de las cualidades inestimables de la tradición de Nalanda, si precisa y rigurosamente preservada en el Tíbet.