TibetanReview.net
11 de diciembre de 2013
El embajador para la Libertad Religiosa de Canadá ha expresado el 9 de diciembre, su profunda preocupación por el trato “atroz” que el gobierno chino da a las minorías religiosas, incluidos los budistas tibetanos, y dijo que no contendrá su lengua a pesar de los lazos comerciales crecientes entre los dos países .
En una entrevista realizada en el sitio web Canada.com, Andrew Bennett, quien se convirtió en embajador inaugural de Canadá para la libertad religiosa en febrero de 2013, ha dicho que se quedó muy preocupado por el tratamiento “inaceptable” del gobierno chino a los practicantes de Falun Gong, así como a los budistas tibetanos, uigures musulmanes y cristianos. Él se ha comprometido a emitir declaraciones directas sobre el historial de China, así como los de otros países, como Egipto, Pakistán, Irán y Siria.
“En la participación en la cuestión china con respecto a la libertad religiosa, tendremos oportunidades, lo sé, de hablar en el futuro enérgicamente sobre todas estas cuestiones de persecución”, ha dicho.
Canadá ha cortejado recientemente con China, para la promoción de los vínculos comerciales. Sin embargo, Bennett ha dicho que su país tenía “una relación madura y multifacética”” con Beijing, y las cuestiones de derechos humanos siempre se plantean cuando un representante de Canadá se reúne con autoridades chinas.
Aunque prometió seguir planteando las cuestiones de derechos humanos con respecto a la libertad de religión en China, Bennett ha dejado claro que no tenía ningún interés en enredarse en alguna de las disputas territoriales que caracterizan la relación del gobierno chino con sus minorías religiosas. Ha calificado de “muy compleja” la situación en torno tanto a los tibetanos como a los uigures, diciendo que la “cuestión de la libertad religiosa se entremezcla con gran rapidez en otras varias cuestiones políticas”.
Bennett también ha reconocido las dificultades para lograr que un gobierno extranjero escuche las preocupaciones de Canadá, no solo en China sino también en otros lugares. Es por eso que el presupuesto anual de 5 millones de dólares de la Oficina de Libertades Religiosas incluye más de 4 millones para financiar los programas a través de organizaciones de terceros en países como China, que pueden dar potencia a la cuestión, añadió.-