Dalailama.com
20 de noviembre de 2013
En la mañana, bajo el espléndido sol de otoño, cuya la luz capturaba las hojas que se movían sobre los árboles, Su Santidad fue conducido al National Diet Building, sede del parlamento japonés, para dirigirse a todo el grupo de parlamentarios. Fue recibido a su arribo por Eriko Yamatani, presidenta del comité que lo invitó, y el veterano parlamentario, Takeo Hiranuma. Ellos lo acompañaron a la reunión. Asistieron 150 parlamentarios de 8 partidos políticos y los secretarios de otros 50 que no fueron asistir. Ellos rompieron en un aplauso emocionado al ingresar él en la sala.
La señora Yamatani le dio la bienvenida a Su Santidad y lo invitó a dirigirse a la concurrencia. Él comenzó por explicar que cada vez que es invitado a hablar, le gusta dirigirse a los oyentes como a hermanos y hermanas, porque como seres humanos somos todos iguales.
“Respetados hermanos y hermanas, estoy feliz en extremo de estar aquí una vez más. Me gustaría expresarles mi profunda gratitud a todos los que hicieron posible esta reunión. Ustedes han expresado cálidos sentimientos de amistad y profunda preocupación, por lo que me gustaría agradecerles”.
Él prosiguió a explicar que muchos de los problemas que enfrentamos son por nuestra creación, porque prestamos mucha atención a las diferencias secundarias entre nosotros. De hecho, todos los 7 billones de seres humanos comparten un deseo de vivir una vida feliz y tienen el mismo derecho a satisfacer ese deseo. En ese contexto no debería haber margen para que ningún grupo dañe a otro.
“A través de la historia humana hemos tendido a dividir a la gente entre “ellos” y “nosotros”, lo que conduce inevitablemente a conflictos. En el nivel humano, no hay bases verdaderas para tales divisiones; todos somos parte de “nosotros”. Esto no es que no hay diferencias entre nosotros, sino que ellas son secundarias al hecho de que todos pertenecemos a una familia humana, viviendo en este planeta azul que es nuestro hogar. Nosotros necesitamos un esfuerzo para construir una comunidad humana pacífica y feliz”.
Su Santidad expresó su firme esperanza de que el siglo 21 sea un siglo de paz. Él admitió que continuará habiendo problemas mientras la población del mundo continua creciendo, mientras los efectos del cambio climático se vuelven más drásticos, y como es natural los desastres se multiplican. Pero tenemos que enfrentar tales problemas juntos. Dijo que la cumbre de Copenagüe sobre el cambio climático, había sido desilusionante porque demasiados gobiernos eligieron sus intereses nacionales sobre los intereses del mundo entero. Tales problemas sólo se superarán a través del diálogo; nosotros tenemos que comprometernos con el diálogo. Esto es por lo que Su Santidad está estimulando a la gente joven a pensar en hacer el siglo 21, el siglo del diálogo.
“Japón es uno de las naciones más modernas, es uno de los países destacados de Asia y es un país cuyas tradiciones religiosas dan gran valor a la paz. Espero que ustedes se unan a mí en el deseo de construir un mundo más pacífico, que es por el que voy a tratar de promover la idea de que nosotros los 7 billones de seres humanos pertenecemos a una familia humana”.
“Como ustedes pueden ver, soy un monje budista y me duele cuando los conflictos parecen ser atizados por diferencias religiosas. Esto es lo que parece estar ocurriendo entre los budistas y los musulmanes en Birmania. Es muy triste. He apelado a los monjes budistas de allí, cuando los conflictos estallan, que recuerden el rostro de Buda. Estoy convencido que si el Buda estuviese allí, ofrecería protección a esos musulmanes que se encuentran bajo amenaza”.
Su Santidad explicó que su segundo compromiso es la promoción de la armonía religiosa, y que espera que sea algo en lo que Japón pueda contribuir también. Desviándose del tema, mencionó cuán importante es para los estudiantes japoneses mejorar su dominio del idioma ingles, que es el idioma internacional, en orden de contribuir mejor a la comunidad mundial.
“Finalmente” dijo, “soy tibetano, un refugiado que ha vivido cerca de 55 años en el exilio. Durante este tiempo, mucha, mucha gente me ha demostrado compasión y apoyo, y aprecio eso. Desde que elegimos un líder político en 2001, me convertí en semi retirado y después de la elección de 2011, me retiré completamente de mis responsabilidades políticas. Por encima de eso, también llevé a término a la institución de los Dalai Lama ocupando un papel temporal en los asuntos tibetanos. Esto es parte de mi pequeña contribución a la profundización e la democracia entre los tibetanos”.
Declaró que en un tiempo en el que China todavía parece enfrentar una crisis ética, como tibetano él está preocupado por el estado de la cultura tibetana, la que considera una cultura de paz. Además está el tema de la ecología en el Tíbet. El medioambiente tibetano juega un rol tan importante en el clima del mundo que un ecologista chino se refirió a él como el Tercer Polo. Esto es algo que no concierne solo a los tibetanos, porque los ríos que nacen en el Tíbet afectan a un billón de personas en otras partes de Asia.
“Entonces este es un resumen de preocupaciones que seguiré por el resto de mi vida” dijo.
“Con relación a la nueva dirigencia china, muchos amigos me han dicho que parece ser más práctica y realista. El presidente Xi Jinping está tomando una severa línea contra la corrupción y en esto parece ser un hombre de coraje y acción. La tercera reunión plenaria reciente señaló las necesidades y preocupaciones de la población rural y de los trabajadores pobres, lo que incluye un sistema judicial funcionando a niveles internacionales. El pueblo chino es muy trabajador y realista y es por él que hay esperanza en el futuro”.
Hubo tiempo para que se le hiciera solo una pregunta a Su Santidad y esa fue relativa a las autoinmolaciones que han tenido lugar en el Tíbet. Él reiteró que estos hechos son tristes y observó que es una protesta contra las grandes dificultades que ellos enfrentan por lo que esas personas están preparadas a renunciar a sus vidas; no es porque estén bebidos o abrumados por problemas domésticos. Dijo que es difícil para él pedirles que actúen diferente porque no tiene nada para ofrecerles. Queda a las autoridades chinas investigar la situación meticulosamente para establecer porqué tantos tibetanos han elegido este camino. Repitió cuán triste es esto, especialmente cuando algunos de los que se han prendido fuego son jóvenes madres de pequeños niños.
Al ponerse de pie para marcharse, la atención de Su Santidad fue captada por la bandera tibetana cerca de su escritorio. Dijo que le gustaría contar una historia. Durante una de sus reuniones con el presidente Mao Zedong en Beijing en 1954, Mao le preguntó si Tíbet tenía una bandera. Cuando Su Santidad cautelosamente le respondió que sí, Mao respondió:
“Bien, ustedes deben ondearla junto a la bandera nacional”.
Eso es por lo que hoy, a pesar de la afirmación de los de línea dura de Beijing de que la bandera tibetana es un símbolo de los “separatistas”, Su Santidad siente que tiene el permiso personal de Mao Zedong para llevarla y hacerla ondear.