The Weekly Standard
Ellon Bork
11 de setiembre de 2013
Hoy, la presidente Dalia Grybauskaite dio la bienvenida a Su Santidad el Dalai Lama, el líder espiritual del Tíbet, a Vilnius, Lituania. Hace dos años, su homólogo estonio, el presidente Toomas Ilves, también desafió a Beijing al reunirse con el Dalai Lama. Sus gestos de cortesía y principios ante la presión china, son muy significativos.
Tiene sentido que los dos países bálticos deban mantener la línea contra la presión de China sobre el Tíbet. Al igual que el Tíbet, los países bálticos han experimentado la lucha por mantener su identidad bajo la ocupación comunista. El líder democráticamente elegido del gobierno tibetano en el exilio, Lobsang Sangay, ha citado a los países bálticos como fuente de inspiración. “¿Realmente creían ustedes en la década de 1980 que podrían volver a su patria?”, dijo Sangay que les preguntó a sus amigos del Báltico. A lo que ellos respondieron: “en nuestra cabeza, no. En nuestro corazón, sí. “
La comparación ya no es exacta. El liderazgo tibetano ha renunciado a la independencia como meta. La prioridad del Dalai Lama es que sus compatriotas puedan vivir en libertad bajo el dominio chino. Él expresa su preocupación por sus “hermanos y hermanas” de China, rompiendo las barreras de control de Internet en China y hace propaganda a través de diálogos en línea y otras formas de difusión.
Muchos chinos devuelven el sentimiento, estudiando budismo tibetano y contribuyendo con los monasterios. Algunos chinos cuestionan las políticas de su gobierno en el Tíbet, o se ofrecen como abogados de derechos humanos para defender a los tibetanos detenidos en la revuelta de 2008. Al resistirse a la presión china sobre el Tíbet, los líderes como los presidentes Ilves y Grybauskaite (indirectamente) apoyan a estos chinos, que por supuesto están arriesgando mucho más de lo que ellos están arriesgando.
En efecto, al igual que el presidente Ilves, la presidente Grybauskaite experimentará ahora represalias diplomáticas y comerciales. En lugar de dejar que Beijing siembre el miedo, los líderes europeos deben dar un paso adelante en la solidaridad. Igual que otros líderes democráticos. Solo así la intimidación china se volverá poco efectiva, y ese logro tendrá consecuencias en otros problemas importantes también.-