International Campaign for Tibet
31 de julio de 2013
Una obra de teatro millonaria en dólares sobre una princesa china está siendo puesta en escena por las autoridades en Lhasa, desde el 1º de agosto, para incrementar el turismo de alto nivel y reivindicar el mensaje de propaganda de China sobre su posesión sobre el Tíbet.
El espectáculo La princesa Wengcheng será puesto en escena con un reparto de cerca de 600 personas sobre un escenario de alrededor de 100 metros de largo, en un palacio Potala falso, frente al Potala real, antiguo hogar del Dalai Lama. Será representado en un momento en el que Lhasa está en confinamiento militar, con franco tiradores visibles sobre los techos y sus ciudadanos siendo objeto de intensa vigilancia y campañas ideológicas.
La obra, que será representada 180 veces anualmente de acuerdo a la prensa oficial china, ha sido guionada por el Estado, y en ella los chinos, encarnados por la princesa Wengcheng del siglo VII, “civilizan” a los tibetanos y brindan armonía al Tíbet.
La destacada escritora y blogger tibetana Woeser, quien publicó imágenes del nuevo falso Potala en su blog, dijo: “En realidad este es un proyecto de reescribir la historia, para “extirpar” la memoria histórica y la cultura de un pueblo. (…) es un proyecto con todas las de ganar, que tanto puede ganar dinero como lavar el cerebro de la gente con propaganda”. Según Woeser, la prensa oficial china afirmó que se habían invertido 120 millones de dólares en el proyecto. (1)
La controvertida obra está estrenándose en medio de un boom turístico en Tíbet, con Lhasa como foco principal, particularmente desde el arribo del ferrocarril en 2006, que une Tíbet con China. Mientras el número de autoinmolaciones de tibetanos excede las 120, indicando la profundidad de la angustia tibetana ante la opresión china, las autoridades chinas están buscando etiquetar al Tíbet como exótico, el destino “Shangri-la”.
La obra La Princesa Wengcheng, es parte del ambicioso plan de China de llevar gran cantidad de chinos y turistas extranjeros a lugares pintorescos e íconos culturales del Tíbet, propiedad del Estado, para recibir una historia guionada y entregada por el Estado y sus bien entrenados guías. No está claro si el diálogo será en tibetano o chino, y el número de tibetanos y chinos en el elenco y el equipo de producción es también desconocido.
Según las nuevas estadísticas publicadas en la prensa estatal, 3 millones 430 mil turistas viajaron a la Región Autónoma del Tíbet en los primeros seis meses de este año, un incremento de 21.8 % comparándolo con el mismo período del año pasado. Más del 95% de los turistas en Tíbet son chinos. (2) Para 2015, las autoridades chinas planean atraer 15 millones de turistas domésticos anuales al Tíbet central. (3)
La princesa china Wegcheng viajó al Tíbet en el siglo VII para ser una de las cinco esposas del emperador tibetano Songtsen Gampo, quien introdujo el budismo en el Tíbet. La princesa Wengcheng llevó una dote de preciosos regalos budistas a Lhasa, destacándose la estatua de Jowo Rinpoche. En la historia de la boda de la princesa Wengcheng con Songtsen Gampo (quien también tenía una esposa nepalesa, Bhrikuti Devi, con la que se casó antes que con Wengcheng) se han basado numerosas canciones, óperas, filmes y pinturas desde 1950. Según el tibetólogo Robert Barnett, “la suya es la historia principal usada oficialmente en la moderna china para describir las relaciones sino-tibetanas. La mayoría, si no toda esta producción cultural está patrocinada por el Estado”. (4)
Según la escritora tibetana Woeser, quien vive en Beijing, los funcionarios del partido organizaron el “Simposio sobre la Princesa Wengcheng” recientemente en Lhasa, en el que los oficiales presentaron propuestas para construir jardines y realizar obras con el tema de la princesa. Académicos, artistas y periodistas fueron invitados al simposio para discutir cómo usar la referencia histórica de la princesa Wengcheng como una pieza central para promover la “unidad nacional entre los Han y los tibetanos”. (5)
Gabriel Lafitte, un académico australiano que ha investigado la dinámica detrás del boom turístico en el Tíbet, dijo: “En orden de montar este espectáculo en Lhasa, una historia amada por los tibetanos ha sido dada vuelta. La desconexión entre le mensaje de China como civilizadora benevolente y la experiencia diaria de los tibetanos de Lhasa viviendo bajo las armas, es disonante. La puesta en escena de una armonía obligatoria entre tibetanos y Han es una gran inversión de la nación en infraestructura, guionada enteramente por los líderes centrales de Beijing. (6)
Quince años después que el noveno Plan de Cinco Años de la Región Autónoma Tibetana anunció al turismo como un “pilar de la industria”, Lhasa ha sido transformada en un destino importante. Los analistas informan que muchos de los ingresos que el turismo deja en la región, vuelven a China. (7) El gran aumento en el turismo desde que se inauguró la línea de tren, ha sido especialmente agudo en los lugares histórico-culturales de Lhasa, tales como el Palacio Potala, el Templo Jokhang en la zona del Barkhor, y el antiguo palacio de verano del Dalai Lama, el Norbulingka. Estos lugares también tienen un profundo significado para el pueblo tibetano, por su conexión con el Dalai Lama y el Tíbet anterior a la invasión china. El Potala, construido por el V Dalai Lama, fue el centro político y religioso de la teocracia tibetana. La escritora Woeser lo ha descripto como el “alma de una raza”. El escenario de la nueva producción de La Princesa Wengcheng ha sido construido en un palacio Potala falso, construido a orillas del río y frente a la parte norte de la anterior morada del Dalai Lama.
Bhuchung Tsering, presidente interino de la Campaña Internacional por el Tíbet, dijo: “Independientemente de cómo los turistas puedan ver una mega producción de esta escala, si la ópera sobre la princesa Wengcheng es usada para apropiarse y reinventar la historia y el patrimonio tibetano, para cumplir con las necesidades de los actuales gobernantes chinos, no hay manera de que el pueblo tibetano la apruebe. Los tibetanos están familiarizados con la historia de Gyasa Bhelsa, la ópera sobre las princesas china y nepalesa representando alianzas matrimoniales entre el Tíbet y sus dos reinos vecinos”.
Mientras las autoridades chinas están comercializando Tíbet como un destino turístico basado en las atracciones espirituales de su cultura budista y su paisaje, Beijing ha estrechado su control sobre la expresión y práctica religiosa tibetana. El budismo tibetano es un elemento integral de la identidad tibetana y del nacionalismo tibetano, y por eso es percibido como una potencial amenaza a la autoridad del Estado y a la “unidad” de la República Popular China. La mercantilización de la cultura tibetana y la promoción del Tíbet “chic” por parte de las autoridades, coincide con una tendencia hacia un aumento de la represión de la identidad cultural tibetana y una campaña sin precedentes en profundidad y alcance.
En una reflexión sobre este hecho, en la nueva Ley de Turismo de China, la que entrará en vigencia el 1º de octubre de 2013, hay algo casi no mencionado sobre las comunidades anfitrionas, designadas en la Ley de Turismo no como personas sino como lugares. El artículo 41 afirma que los guías de turismo deben “respetar las costumbres y las creencias religiosas” no de los tibetanos residentes, sino “de los turistas”. (8)
Hubo un ensayo de La Princesa Wengcheng el 20 de Julio, antes del estreno del 1º de agosto en Lhasa. (9) El Lhasa Evening News anunció que la obra tiene a grandes rasgos el mismo argumento que la anterior representación en el Gran Teatro Nacional de Beijing, y que el precio de los boletos oscila entre más de 100 yuanes a más de 1000 yuanes, lo que indica que las autoridades están buscando atraer turistas ricos.-
(1) http://woeser.middle-way.net/2013/07/blog-post_9773.html
(2) China Daily: Tíbet reporta fuerte crecimiento en números turísticos
(3) China Daily: Tíbet recibe número récord de turistas.
(4) ‘Lhasa: Streets with Memories’ Robert Barnett, ColumbiaUniversity Press, 2010
(5) Invisible Tibet, http://woeser.middle-way.net/2013/07/blog-post_9773.html
(6) www.rukor.org
(7) El economista Andrew Fischer escribió en 2005: “La mayoría de los turistas que visitan la Región Autónoma Tibetana, son chinos y la mayoría se queda en hoteles de chinos en la parte oeste de Lhasa, cerca de una abundante oferta de restaurantes chinos y centros de entretenimiento, completado con burdeles chinos y trabajadores sexuales chinos, que obviamente sirven al personal militar y a los funcionarios destinados allí también. Es probable que muchos de los ingresos que genera tal turismo sea canalizado a través de estos lugares y finalmente sea sacado de la provincia. Bajo esas condiciones, la industria del turismo tendrá un tiempo difícil, en funcionar como un pilar autosustentable de la industria, que acumula capital y ganancias en la Región Autónoma Tibetana, en lugar de servir como otro drenaje del cual los recursos entrantes fluyen de nuevo hacia fuera de la provincia, casi tan rápido como han entrado. (‘State Growth and Social Exclusion in Tibet’, Andrew Fischer, NIAS Press, 2005, citado en el informe de ICT ‘Tracking the Steel Dragon’).
(8) Rukor, Engineering Tibet for the mass tourist gaze.
(9) Lhasa Evening Newshttp://www.lasa-eveningnews.com.cn/epaper/uniflows/html/2013/07/22/03/03_24.htm