PorWoeser
HighPeaks Pure Earth
El 10 de marzo marca un día de conmemoración importante en la historia del Tíbet y es en ese día que se realizó el primer festival de documentales tibetanos en Hong Kong. Según un reporte de Apple Daily fue organizado por “Muke Studios” un estudio chino que presta importancia a temas relacionados con el Tíbet, así como por muchas organizaciones de Hong Kong. Comenzando el 10 de marzo y siguiendo hasta abril, fueron exhibidos siete documentales relacionados con Tíbet. Todos ellos están prohibidos en el resto de China. El objetivo de este festival fue “apelar a la gente de Hong Kong a que preste atención a los temas de derechos humanos en el Tíbet” porque “el hoy de Tíbet es el mañana de Hong Kong”.
Esto me hizo recordar muchas historias relacionadas. Por ejemplo, el año pasado estuve tres meses en Lhasa y un día cuando pasé por un estrecho callejón en la ciudad vieja, me encontré con una vieja amiga que me reconoció. Mientras hablábamos serenamente, ella de pronto comenzó a llorar, su esposo había sido sentenciado a tres años porque había mirado un video de una enseñanza budista de Su Santidad el Dalai Lama. Otro ejemplo es que incluso guardar canciones en los propios teléfonos móviles que han sido calificadas como “reaccionarias” por las autoridades locales, por recordarle a la gente al Dalai Lama o abogar por la conciencia étnica, puede resultar un grave peligro. En 2008, por ejemplo, las autoridades locales de Lhasa arrestaron a 59 jóvenes tibetanos que “habían bajado ilegalmente canciones reaccionarias de Internet”. En los últimos años, en Amdo y Khan han sido lanzadas más y más canciones, cuyas metáforas se han vuelto cada vez más directas, hablando bastante abiertamente sobre el nombre budista de Su Santidad, la bandera tibetana, los nombres de los lamas en prisión e incluso los nombres de los líderes tibetanos en el exilio; y por esto muchos cantantes han sido arrestados.
Mirar cualquiera de los siete documentales en Tíbet, representa un enorme riesgo. Muchas personas no creen en tales historias, pero en Lhasa se han difundido ampliamente los rumores de que algunas personas fueron interrogadas en los casos menos graves, y arrestadas y sentenciadas en los casos más graves, simplemente porque ellos miraron un film que las autoridades locales consideraban “reaccionario”. El hecho de que tales historias se estén difundiendo tan extensivamente muestra el inextinguible deseo de ver la verdad. Toda clase de medidas desesperadas están siendo tomadas, tales como que las personas toman todos los recaudos para que cuando están viendo “películas reaccionarias” nada pueda ser transferido a través del cable a los televisores de sus vecinos. De esto podemos ver cuán temerosa está la gente, pero al mismo tiempo vemos que ellos no están dispuestos a comprometerse tampoco.
Fuera de estos siete documentales, he mirado unos pocos, la mayoría de ellos en casa en Beijing. Lo interesante es que aun cuando los detentores del poder en Lhasa y Beijing son los mismos, el grado de libertad en estos dos lugares difiere en gran forma. Lo que quiero decir es que en Beijing uno puede respirar en gran medida más libremente que en Lhasa, por supuesto que esto es una metáfora, ya que la polución del aire en Beijing ha alcanzado ya un grado pernicioso, mientras Lhasa con su cielo azul y sus nubes blancas, aunque también esté experimentando algo de polución, es mucho más placentera para que la gente viva allí.
Unos pocos años atrás hubo un tiempo cuando jóvenes tibetanos venían a mi hogar desde sus universidades o unidades de trabajo. Nosotros estábamos ocupados principalmente en mirar filmes relacionados con el Tíbet. Nunca me atreví a subir el volumen, no podía evitar preocuparme de que los filmes que decían la verdad sobre el Tíbet, fueran escuchados por espías a través de las paredes, los que pondrían a mis amigos en aprietos. Pero me daba cuenta que cada vez que Su Santidad aparecía en la pantalla, todos mis amigos juntaban sus manos en respeto y cada vez que se mostraban imágenes pasadas o presentes de sufrimiento, mis jóvenes amigos estaban al borde de las lágrimas…
En realidad, la razón de estas densas palabras es que quiero expresar mis sentimientos de que es algo muy afortunado que se sea capaz de observar muchos documentales tibetanos que muestran la verdad y la historia real en lugares relativamente libres como Hong Kong.
Para los tibetanos que viven en tal grave opresión, esta clase de fortuna ni siquiera puede ser soñada. O, para usar palabras diferentes, ser libre significa ser feliz. Aun cuando no sepamos cuánto durará esa felicidad.
Lo que también quiero decir es que uno de los siete documentales que fueron exhibidos en el festival fue “Leaving Fear Behind” (“Dejando el Miedo Atrás”) dirigido por el tibetano Dhondup Wangchen y el monje Golok Jigme. No solo está prohibido en Tíbet, si no que Dhondup Wanchen fue sentenciado a 6 años y todavía está sufriendo prisión. Golok Jigme fue arrestado muchas veces hasta que desapareció sin dejar rastro en setiembre del año pasado. Ahora está requerido como criminal por las autoridades locales y hasta hoy, nadie sabe si está vivo o muerto.-
(Este artículo fue escrito por Woeser el 30 de marzo de 2013 y publicado en su blog en abril de este año. Posteriormente fue traducido al inglés y publicado en High Peaks Pure Earth. En el festival de Hong Kong aludido se exhibieron los documentales: “Leaving Fear Behind”, “Art in Exile”, “Undercover in Tibet”, “Tibet’s Cry For Freedom”, “The Forbidden Team”, “The Tibetans: A Life in Exile” y “Fire Under the Snow”)