The Economis
por T.P. | BEIJING
15 de febrero de 2013
Con días de diferencia entre uno y otro; este año (gregoriano), las celebraciones del año nuevo de los chinos Han y de los tibetanos. Casi han compartido un único calendario. Para ambos pueblos, es tradicionalmente un tiempo para desear buena suerte y nuevos comienzos. En términos políticos, sin embargo hay muy pocos signos de cambio en su problemática relación.
Los tibetanos continúan protestando contra el gobierno chino, quemándose hasta morir. La más reciente auto-inmolación fue reportada por grupos de activistas en el extranjero que se produjo el 13 de febrero, el tercer día del Losar, el día de fiesta del Año Nuevo Tibetano. Drugpa Khar, un joven padre de tres hijos, murió luego de empaparse a sí mismo con gasolina y prenderse fuego en un área tibetana de la provincia de Gansu.
El mismo día en la capital de Nepal, Katmandú, en el hogar de una gran comunidad de exiliados tibetanos, otro tibetano no identificado, murió después de inmolarse. Se dijo que era un monje que acababa de llegar del Tíbet.
El 3 de febrero, en una zona tibetana de la provincia de Sichuan, un monje de 37 años de edad llamado Lobsang Namgyal llegó a otro ardiente final. La noticia de su muerte tomó diez días para darse a conocer. Cuando lo hizo, se informó ampliamente que era la 100ª auto-inmolación desde 2009, que fue cuando los tibetanos adoptaron esta forma extrema de protesta.
A pesar de que el número de auto-inmolaciones se elevó dramáticamente durante noviembre, cuando China celebraba a su vez a la década transición de liderazgo, surgieron esperanzas que el recién instalado líder, Xi Jinping, puede albergar una actitud más suave hacia las demandas de los tibetanos por una mayor autonomía- o que podría por lo menos tener nuevas ideas sobre el manejo de la situación.
Si ese fuera el caso, el Sr. Xi aún no está listo para actuar. Al principio de su mandato, en su lugar ha elegido el reafirmar las políticas de línea dura. El 29 de enero, China anunció el nombramiento de Losang Gyaltsen como nuevo gobernador del Tíbet. Un étnico tibetano, según su biografía oficial que se unió al Partido Comunista a la edad de 21 años, siguió una carrera académica en el marxismo-leninismo, y más tarde se convirtió en alcalde de Lhasa. En sus primeras declaraciones públicas como gobernador, alabó el partido por su “liberación pacífica” del Tíbet, su sistema socialista y su política étnica de la autonomía.
En los últimos meses, China ha intensificado su campaña de seguridad, tanto dentro de los límites formales de la Región Autónoma del Tíbet (TAR), como en las zonas tibetanas de las provincias vecinas (es decir, Sichuan, Qinghai y Gansu), donde se han reportado la mayoría de los disturbios y auto-inmolaciones.
Debido a que China rara vez permite que hayan observadores externos en estas áreas, las noticias de los últimos acontecimientos a menudo provienen de grupos de derechos humanos y de activistas tibetanos que se encuentran en el extranjero. Según sus reportes, los funcionarios han estado reteniendo los pasaportes de los tibetanos con el fin de restringir sus viajes al extranjero.
Los funcionarios estatales también informaron haber tomado medidas enérgicas con castigos colectivos, cortando la financiación de proyectos ubicados en los pueblos que tienen conexiones con los manifestantes -suicidas, así como de los beneficios públicos a hogares individuales.
A principios de este mes, China condenó a un hombre a 13 años de prisión por tratar de incitar un monje a la auto-inmolarse, y detuvieron a 70 personas por cargos no especificados, que se cree que están relacionados con la auto-inmolaciones.
China rechaza los reclamos tibetanos, que afirman que los suicidios son una respuesta desesperada a las quejas profundas. En cambio, la posición oficial dice que “la camarilla del Dalai Lama” ha alentado el extremismo y que es el “autor intelectual que incitó a las auto-inmolaciones”. Pero la organización del Dalai Lama, con sede en la India, la Administración Central Tibetana (CTA), ha pedido reiteradamente a los tibetanos “no emprender acciones drásticas”, mientras que al mismo tiempo insta a China a poner fin a lo que llama represión y marginación económica de los tibetanos en su propia patria.
La CTA también ha pedido a los tibetanos, que bajo la luz de la “continuada trágica situación”, que se abstengan de su jolgorio habitual durante la temporada de fiestas de este año, y que observen sólo los rituales religiosos tradicionales. Este no parece como un año nuevo propicio para ninguna de las partes interesadas.
Traducido al español por Lorena Wong