Reporters Without Borders
23 de febrero de 2012
Reporteros Sin Fronteras está alarmado por la censura impuesta por las autoridades chinas sobre las provincias de Sichuan y Qinghai, así como la región autónoma tibetana, impidiendo toda cobertura de prensa, de los movimientos de protesta allí. A esto debemos agregar actividades de desinformación tales como el reciente jaqueo del semanario en idioma francés Courrier International, por parte de propagandistas chinos.
“Al menos 15 monjes tibetanos se han prendido fuego desde marzo del año pasado, sin embargo ha surgido poca información sobre esto, o sobre las recientes manifestaciones en el Tíbet”, dijo Reporteros Sin Fronteras.
“No solo las organizaciones de prensa extranjera fueron impedidas de cubrir estos acontecimientos, sino que las autoridades organizaron una verdadera campaña de desinformación, usando prensa a favor del gobierno como el Global Times, que minimizaron y acusaron a la comunidad internacional de interferir”.
“Pocos medios de comunicación son capaces de obtener información de primera mano y menos aún manejan viajar a las regiones afectadas. Fuera de la vista del mundo se está desarrollando una gran crisis. Incluso en Pyongyang tienen presencia de la prensa internacional, lo que no es el caso de Lhasa”.
La organización de prensa libre agregó: “Como en el pasado, las autoridades chinas apuntan a controlar a los tibetanos detrás de las puertas cerradas, excluyendo a los periodistas, en particular a los extranjeros, que pueden ser testigos problemáticos de lo que está pasando”.
“Ellos también están tratando de restringir toda comunicación entre la región y el resto del mundo. Internet es la víctima secundaria de la campaña. Las conexiones están cortadas, los accesos bloqueados, y los contenidos que conectan con el conflicto son removidos, cualquier método puede ser usado para impedir que los usuarios de Internet tomen el bastón de los periodistas y publiquen noticias e información que pueda avergonzar a Beijing por su manejo de los disturbios en Tíbet”.
“Las redes de las comunidades locales son los principales objetivos en orden de quitar de raíz cualquier intento de apoyar la movilización en línea”.
Represión en Tíbet
Más de 20 oficiales de policía fueron a casa de Gagkye Drubpa Kyab, un periodista y maestro del condado de Serthar en la provincia de Sichuan, el 15 de febrero y lo arrestaron. Él permanece detenido.
El escritor Kalsang Tsultrim, conocido por el sobrenombre de Gyitsang Takmig, fue sentenciado a cuatro años de prisión, el 30 de diciembre de 2011. Él había sido retenido sin cargos desde el 16 de diciembre de 2010. Fue arrestado previamente el 27 de julio de 2010 por “un error político” y liberado el 15 de octubre de ese año, con la condición de que no participara en actividad política.
Tsultrim ya había recibido advertencias de las autoridades sobre el mensaje, grabado en 2009.
Él había distribuido un cd conteniendo un video mensaje personal, instando a la comunidad internacional a tomar acción y pidiendo por el retorno del Dalai Lama. Él detalló el sufrimiento del pueblo tibetano y expresó preocupación por la desaparición de su religión y su cultura, además de los abusos sobre los derechos humanos.
El 14 de febrero, los Reporteros Sin Fronteras también conocieron, a través del Tibet Post International, la sentencia de diciembre de 2010 del escritor Tsering Norbu, por publicar y distribuir un libro sobre las manifestaciones de 2008 en Tíbet. La policía lo arrestó mientras estaba distribuyendo copias de su libro en Lhasa, donde ahora está en prisión.
Algunos periodistas y escritores eligen ir al exilio en orden de ser capaces de escribir sobre lo que está pasando en su región. Tal fue el caso de Gedun Tsering, quien huyó a la ciudad del norte de India, Dharamsala, donde publicó su libro “Ghost writer” (Escritor Fantasma). El trabajo está (hecho) en la forma de un diario sobre su viaje ala Indiay su vida como refugiado. Han sido entregadas copias a los monasterios, escuelas y universidades y a cuatro provincias del Tíbet.
Censura en línea
Desde el 24 de enero, Internet y las redes de teléfonos celulares han sido severamente interrumpidas en un radio de 50 kms a la redonda en la provincia de Sichuan, que fue el epicentro de las violentas protestas.
No se puede tener acceso a los sitios web de las organizaciones de prensa del exilio. Los foros de discusión en idioma tibetano, tales como snagdhor.com y rangdrol.net, también han estado bloqueados desde el 3 de febrero.
El mismo día una etiqueta de Liu Zhiming, un periodista investigador del Observador Económico, quien posteó un mensaje sobre la manifestación del 23 de enero, fue removida del sitio de micro-blogging Sina Weibo. Este es solo un ejemplo entre los muchos de eliminación de contenido referido a los actuales disturbios en Tíbet.
La estrategia adoptada por las autoridades chinas, es decir, el aislar a ciertas provincias o regiones de la prensa y de los mundos virtuales en orden de someterlas silenciosamente, no es nueva y ha sido aplicada en otras partes.
Tíbet ya ha sido el blanco de duras restricciones sobre las comunicaciones. En mayo de 2011, Internet fue la segunda víctima de la represión sobre las manifestaciones en Mongolia Interior. La región de Xinjiang fue aislada del mundo exterior por varios meses, después de disturbios inter-étnicos en la capital regional, Urumqi, el 5 de julio de 2009.
Respuesta a las medidas destinadas a los periodistas extranjeros
Los periodistas extranjeros, prohibidos de entrar a Tíbet, han sido impedidos por la policía de cubrir manifestaciones de los tibetanos en otras provincias chinas. En el pasado mes de enero en la provincia de Sichuan, un equipo de CNN fue arrestado en un peaje y se le impidió seguir viajando al vecino Tíbet.
Concientes de que tales restricciones son ilegales, las autoridades regularmente citan al mal clima o al pobre estado de los caminos para restringir el acceso a la región autónoma.
Consecuentemente, los periodistas son forzados a recurrir a métodos clandestinos para entrar a las provincias habitadas por tibetanos. Jonathan Watts, un periodista de The Guardian, estuvo entre los que pudieron eludir las barreras y alcanzar el pueblo de Aba (Ngaba, en tibetano). Él y otros han hablado de la fuerte presencia militar en la región.
Los periodistas extranjeros sospechosos de desear desafiar las instrucciones de la policía son víctimas de hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad.
Algunos se han quejado de ser perseguidos, otros de que han sido escoltados hasta el aeropuerto por la policía, interrogados por varias horas, forzados a borrar las fotos que han tomado y sus equipos han sido confiscados.
Los controles de identidad no se limitan a presentar las tarjetas de identidad y pasaportes, sino que incluyen permisos de residencia temporaria, los que los periodistas deben llevar con ellos todo el tiempo. Estas contravenciones crean una atmósfera de constante vigilancia que se agrega a los niveles de estrés y afecta el bienestar psicológico de algunos trabajadores de la prensa.
El 2 de febrero, algunos corresponsales extranjeros que trabajaban en China le pidieron a las autoridades un libre acceso a las provincias que estaban cerradas para ellos. En una declaración publicada por el Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC, por sus siglas en inglés) que es ilegal y no tiene estatus oficial, ellos reclamaron el derecho a viajar libremente y entrevistar a cualquiera preparado para ser entrevistado.
Dos días atrás, el FCCC también instó a los periodistas a tener cuidado y estar alertas en su trabajo.
El conflicto social, la mayor preocupación de Beijing
Las condiciones en las que los trabajadores de la prensa extranjera tratan de funcionar, han estado empeorando en todas partes del país desde febrero del año pasado. Los periodistas que tratan de informar sobre varias protestas alrededor del país, particularmente conflictos entre residentes y autoridades locales, han sido blanco de represalias, las que claramente llevan el sello de las autoridades locales o centrales.
El 15 de febrero en Panhe, en el este de la provincia de Zhejiang, 3 periodistas fueron asaltados mientras estaban cubriendo manifestaciones contra la incautación y venta de tierras por el gobierno, protestas similares a las de fines del año pasado en Wukan sobre la venta de tierras contra el deseo de la gente local.
El periodista francés Baptiste Fallevoz, de la estación de TV France 24, y su asistente chino Jack Zhang, estaban en su camino a la escena cuando su auto fue golpeado por otro vehículo. Ellos fueron atacados por matones vestidos de civil. Zhang, cuya cámara fue destrozada, recibió un serio golpe en la cabeza. Ambos fueron puestos a bordo de un avión a Wenzhou. La policía atribuyó el incidente a rivalidades de la aldea.
El mismo día, el periodista holandés free lance, Remko Tanis sufrió un asalto similar. Tanis, quien trabajó parala Asociaciónde Prensa Holandesa, estaba entrevistando manifestantes cuando alrededor de 100 hombres irrumpieron dentro del edificio donde él estaba y lo golpearon fuertemente y tomaron sus tarjetas de memoria y documentos. El periodista dijo que estaba relativamente ileso pero que temía por la seguridad de aquellos que había entrevistado.
La FCCC también informó un asalto a un periodista que fue atacado pero los agentes de seguridad de particular, quienes lo golpearon varias veces en el rostro, mientras estaba cubriendo protestas en la calle comercial Wangfujing, en Beijing, el 19 de febrero. Su equipo fue confiscado.
Alrededor de una docena de periodistas fueron hostigados y maltratados durante la represión.
Por su parte, las autoridades chinas se quejaron de que reciben mala prensa del extranjero, una crítica que apunta expresamente a los periodistas extranjeros que ellos dicen, brindan una cobertura prominente a los disidentes, las manifestaciones, el descontento popular y la polución, en lugar de a los logros económicos y culturales del país.
Ellos acusaron a 900 periodistas extranjeros de cubrir eventos en el país en una versión negativa, basada en un doble estándar y una “mentalidad de Guerra Fría”. Para contar lo que ellos ven como cobertura imparcial del país, las autoridades se han embarcado en una campaña de desinformación. Courrier International, que traduce y publica extractos de artículos de periódicos internacionales, fue jaqueado por un sitio web oficial chino, China Tibet Online, con propósitos de propaganda. Se atribuyó un artículo traducido del diario de Beijing Huanqiu Shibao, al semanario con sede en París.
El artículo titulado “Prensa francesa: armonía y desarrollo lo más deseado por los tibetanos” citó un informe de una remota área de Tíbet, supuestamente publicado por Courrier International. El artículo en realidad contenía pasajes de Huanqiu Shiba, que es parte del grupo de People´s Daily. Se condenaba (en el artículo) los deseos secesionistas de los tibetanos exilados en el extranjero y nunca fue publicado por el Courrier International.
China cayó seis lugares en el índice de libertad de prensa internacional de 2011-2012, compilado por Reporteros Sin Fronteras, y ahora se posiciona en el lugar 174 de 178 países.-